El pasado 12 de enero marcó el final del soporte de Windows 8 por parte de Microsoft. En la práctica, esto quiere decir que Windows 8 ya no recibirá más actualizaciones ni parches de seguridad, lo que lo hace un sistema peligroso y vulnerable.
Windows 8 nació en octubre de 2012, y no tuvo una acogida muy calurosa por parte de los usuarios. El buen funcionamiento de Windows 7, y una interface diseñada pensando en el mundo táctil y móvil, hizo que este producto no cayera en gracia por los consumidores. En definitiva, Windows 8 fue un fracaso de la compañía.
Al poco tiempo, Microsoft sacó a la luz Windows 8.1 para enmendar parte de los errores que habían cometido, pero el daño ya estaba hecho.
Si eres uno de los muchos usuarios que todavía usan Windows 8, te aconsejo encarecidamente que actualices tu sistema, bien a Windows 8.1 o bien al reciente Windows 10, ya que estos sí que seguirán recibiendo actualizaciones de seguridad, y por tanto son sistemas más seguros.
¿Es lógico que un sistema operativo de 2012, que se ha estado vendiendo tiempo después en equipos nuevos, ahora deje de recibir actualizaciones, y que se obligue a los usuarios a actualizarse sí o sí? Pues estas son el tipo de cosas que no gustan a los usuarios…